Hay en la noche una vela de barco desplegada,
espero la marea, ese instante fugaz del cuerpo a cuerpo.
Suena una música lejana,
una brisa de ocarina entre los árboles,
un tumulto de luces en el derrumbe de los astros.
Callo. Sonrío. Todo puede suceder entre los dos.
Oigo las drizas renacer al templar los cabos,
una humedad de voces agoniza.
El muelle se va quedando en su dolor de dársena.
Un faro me dice que tus ojos siguen siendo verdes.
Es posible que la noche sea larga.
F
7 comentarios:
Me mudo a ese paisaje tuyo de sensaciòn, de olores y perfumes, de nuevas entregas, no sè, hoy me mudo a esa noche a la deriva.
Bellìsimo, como siempre, Fer.
Siempre estamos en alta mar, sólo tenemos un muelle como destino.
Si arriamos las velas es para seguir, quizás estemos cansados, quizás quisiéramos hacer un alto... pero debemos continuar...
Es posible que la noche sea larga, es posible que no sea esta nuestra marea, es posible que el faro lo dejemos atrás... ¡tantas cosas son posibles! pero ahí está el mar, el cielo con sus luces que nos cubre y nuestro barco para seguir navegando.
Feliz y tranquila travesía.
Brisa de besos.
con esta espectacular puesta en escena... que la noche sea muy muy larga
espléndido, fernando
un abrazo
Bellisimo texto´, Fernando.
(los míos siguen siendo marrones...y miopes, muy miopes...por eso no juegan...jajaja)
besos!
Ya le hubiera gustado al Titanic tener la vela de este barco, Fernando, seguro que no se hubiera hundido. Eres tremendo, como tus poemas.
Besos
Ojos verdes que transportan e invitan a disfrutarlos. Abrazos.
Qué sea larga...precioso poema.
besos
Alba
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