
Treinta y cuatro grados centígrados.
En mitad de la plaza cantan los pájaros y juegan los niños.
Es abril, se derrama la luz por la fronda de los árboles.
En las terrazas se habla con la voz reposada que da beber cerveza bien fría y comer frutos secos.
Miro tu vestido, tus formas siguiendo las líneas blancas y negras que se pierden poco a poco al alejarte...todo se consuma en una tarde.
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