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domingo, 24 de abril de 2011

Café París V





Los besos de París no son como los de casa,
estos saben a
pastis, a cerveza kronenburg
y a café expreso con una jarrita de agua de la
robinette.
Pequeñas mesas en las que se roza el deseo,
sándwiches y ensaladas con sabor francés,
esa vinagreta tan especial que la hace ser de aquí.

Cruzar el
Pont des Arts y pisar sus maderas
mientras se besan con pasión
dos jóvenes sentados en un banco
y una pareja de edad madura
hacen un picnic en el suelo
bebiendo un vino blanco muy frío.
Los besos de París tienen esa humedad de cine,
del color de todos los silencios que se guardan entre dos
y ese dolor que traerá de nuevo el final
cuando todo no deja de ser tiempo,
un tiempo de besos
que alcanza las calles de esta ciudad de la luz.






sábado, 16 de abril de 2011

Christina Rosenvinge - 1000 Pedazos (videoclip)



Café París IV






Un sinfín de islas del tiempo
y las calles vacías en la lluvia.
Tañe el silencio de domingo en las mareas del río.
Las barcazas duermen como lagartos de piedra
con la cadencia de los pasos perdidos por los puentes.
Todos los puentes de la tierra saben del Sena
porque entre sus arcos los sueños traen rémoras,
las que nos hace sonreír sin venir a cuento
y dar una caricia al menos de más
a esa persona que en silencio te da su luz.
Cabe una voz y su mano fría arropada en mi bolsillo.

Los besos saben a fresas francesas limpias,
a biere a presión y expreso con la crema perfecta,
a fotografías entre los árboles y los bulevares
y con la sombra de la torre Eiffel impregnándolo todo.
Los cafés callan y nos acogen en su desnudez
con el calor que todavía tienen de la larga noche
y su déjeneur es un simple incremento de matices,
ensaladas y hierbas aromáticas
como pinceladas impresionistas
y de nuevo la sensación del tiempo detenido,
lo que hace rozarnos mientras hablamos
de les Tuileries o de la Orangerie,
del Louvre o de Les Invalides
como el reconocimiento de lo perdurable,
lo que merece la pena,
aunque sea mayo y haga un frío de invierno.


martes, 12 de abril de 2011

Café París III





La tarde trae en sus dedos fríos los pasos perdidos,
sentados en el café Les Deux Magots
en Saint Germain des Prés,
los
garçons pulcros y educados con sus blancos delantales
nos traen
les bieres con la sensación inabarcable de un rito,
el que tiene esta ciudad de luces y sombras
y que les da un siglo trenzando literatura y arte.

Al lado un escritor busca en su cabeza alguna idea
mientras escribe en sus cuartillas,
otro, famoso aquí, es entrevistado por tres periodistas.
Los fieles japoneses no se contienen
y siembran de su vitalidad de hormiga las mesas.
Un francés cena con champán
y sus amigos lo hacen con un vino de Borgoña,
y una pareja se besa
con la dulce contundencia que da besarse en París
haciendo del silencio un campo de batalla,
del lugar un frondoso bosque donde sólo ellos viven.
Es posible que al salir me haya fijado
en la falda de tubo de una camarera
que al pasar sonriendo nos decía “
bonsoir”.




F


sábado, 9 de abril de 2011

Café París II





Es mayo en París y sin embargo en los cafés ponen todavía calefactores en los veladores. Es mayo y la cerveza 1664 a presión, fría y suave tiene las sensaciones de un ciego en la boca y da serenidad a esta tarde tras recorrer la ciudad y varios de sus museos. El café de S.Severin está enfrente de la iglesia del mismo nombre y la calle es estrecha y llena de otros cafés y pequeños locales comerciales donde pulula gente diversa que pasa rozándome en esta tarde cubierta y gris y con un aire frío pero que no resta nada de color a la ciudad cosmopolita…me veo rodeado por personas hablando árabe, inglés y por supuesto francés…“merci” me dice el camarero llevándose con aprobación la propina, mientras cerca un buscavidas muy maduro acepta dinero, bebida, tabaco picado, realizando un trabajo muy serio de teatro calculado que lo hace casi irresistible…la ciudad de los prodigios cobra pujanza en sus manos…Así y todo es mayo y París arde en una fiesta de turistas y apreciar estos instantes, este ambiente ebrio y fecundo que sale de natural es otra forma más de ver la ciudad.
F




sábado, 2 de abril de 2011

Café París I







En París hay varios ritmos de vida que se contraponen, uno que respira la luz entre las calles de adoquines, parques y jardines, los edificios majestuosos con sus tejados de pizarra y el río…el Sena…que hace con sus meandros un ir y venir por esta ciudad de dos mil años a la que vértebra y da con sus puentes y sus paseos un punto que sabe distinguir enseguida el viajero y que incita de repente a pararse y mirar sin más el agua para sentirte en otra parte… Existe otro París de raíles y trenes que circula por debajo de la piel de la ciudad como las venas de un gran cuerpo y en la que se mueve sin parar el crisol humano…nadie es más que nadie en este correr sin pausa de estación en estación, trasbordos y locura ante la que no se puede más que continuar bajando y subiendo escaleras mecánicas y caminar por pasillos donde se oyen músicos y puestos de frutas y periódicos….todo es extraordinariamente rápido y silencioso entre miradas y silabeos entre las personas. Pero algo que me hace siempre sorprenderme son sus cafés, en ellos hay una relación entre las mesas y los consumidores cuando se paran a beber una cerveza, un café o tranquilamente hablan de sus cosas. Eso sí, a la hora de comer todo se transforma, el tiempo se para y en minúsculas mesas con pequeños manteles se crea una atmosfera especial después de aprender la formula más idónea para elegir los platos del día. Sin prisas los camareros te traen las viandas preparadas al gusto francés y todo se va consumiendo tranquilamente, paladeando, conversando, con un reposo casi inaudito para una urbe de tantos millones de habitantes y que es uno de los centros económicos del mundo.
F




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