Los besos de París no son como los de casa,
estos saben a pastis, a cerveza kronenburg
y a café expreso con una jarrita de agua de la robinette.
Pequeñas mesas en las que se roza el deseo,
sándwiches y ensaladas con sabor francés,
esa vinagreta tan especial que la hace ser de aquí.
Cruzar el Pont des Arts y pisar sus maderas
mientras se besan con pasión
dos jóvenes sentados en un banco
y una pareja de edad madura
hacen un picnic en el suelo
bebiendo un vino blanco muy frío.
Los besos de París tienen esa humedad de cine,
del color de todos los silencios que se guardan entre dos
y ese dolor que traerá de nuevo el final
cuando todo no deja de ser tiempo,
un tiempo de besos
que alcanza las calles de esta ciudad de la luz.
estos saben a pastis, a cerveza kronenburg
y a café expreso con una jarrita de agua de la robinette.
Pequeñas mesas en las que se roza el deseo,
sándwiches y ensaladas con sabor francés,
esa vinagreta tan especial que la hace ser de aquí.
Cruzar el Pont des Arts y pisar sus maderas
mientras se besan con pasión
dos jóvenes sentados en un banco
y una pareja de edad madura
hacen un picnic en el suelo
bebiendo un vino blanco muy frío.
Los besos de París tienen esa humedad de cine,
del color de todos los silencios que se guardan entre dos
y ese dolor que traerá de nuevo el final
cuando todo no deja de ser tiempo,
un tiempo de besos
que alcanza las calles de esta ciudad de la luz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario