Permanezco inmutable,
sujeto a mis heridas.
Sobre la noche
solo una luz,
rodea con círculos perfectos
el paisaje en que te sueño,
la voz con que te nombro.
Nos nombra constante una luz. Su morse recorre los viejos senderos del mar. Sabes que en la noche acoge los sueños, todos los que dejamos prendidos el uno al otro.