Campanas de Bastabales:
cando vos oyo tocar,
mórrome de soidades.
Rosalía de Castro
Un hombre puede oír tañer las campanas del atardecer
y pensar en el trascurso del tiempo,
en unos segundos pasa un tren
que le lleva hasta su infancia
y consigue alcanzar todas las estaciones de su nostalgia,
o puede ser que cada campanada tañe el nombre de alguien
y entonces las mastica lentamente,
una tras otra caen en el foso de sus secretos
trayendo de nuevo un episodio de su vida
que la memoria le esconde.
6 comentarios:
Bueno... en ese tren me subo una y otra vez, y me detengo en cada estación también....
¡Cuánta nostalgia Fernando, pero qué hermosos versos!
Un beso.
Qué hermoso es oír repicar las campanas en lugares perdidos, envueltos de monte, quizás algún río, la brisa, las primeras luces de la mañana o las últimas del atardecer. No sé por qué pero ese sonido suele traer nostalgia, pensamientos del pasado, recuerdos de lo vivido... ese tren que pasa fugazmente por cimas y por andenes donde nos hemos apeado. Siempre que vivimos momentos especiales solemos recordar quien nos acompañó, quien compartió con nosotros, a quien nos encontramos... quien conocimos o vimos en un andén, en un apeadero, en una estación cualquiera... cómo ese encuentro nos trajo... la vida de ese instante, el sentimiento... mil cosas.
Momentos que recogemos de nuevo, los revivimos de forma nueva, con la mirada del tiempo, con la calma que da la distancia... y un abanico de pensamientos cruzan en el vuelo de ese tañido.
¡Qué hermoso poema, Fernando!
Besos
Vos escribís patra redimirte, yo escribo para limpiar mi alma
Jamás se pierde te lo prometo
Dos besos
No sé si mirarte fijamente a los ojos...
una leve vibración de campana basta para remover muros ilusorios
.... tan leve sonido y tan maravillosos descubrimientos
un abrazo
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