Déjame deshacerme entre tus dedos,
ser la masa que da valor a la levadura de tu boca,
el agua oscura que enmarca tu mirada en la noche,
el dolor, su respiración en el vaho de la piel,
el color del atardecer cuando en silencio te habita,
la caricia desprendida del alba en la ventana de tu cuarto,
la huida, el prefijo, la llamada,
el abanico de matices,
el rasguño prendido al deseo
de tenerme inquieto, poseído.
ser la masa que da valor a la levadura de tu boca,
el agua oscura que enmarca tu mirada en la noche,
el dolor, su respiración en el vaho de la piel,
el color del atardecer cuando en silencio te habita,
la caricia desprendida del alba en la ventana de tu cuarto,
la huida, el prefijo, la llamada,
el abanico de matices,
el rasguño prendido al deseo
de tenerme inquieto, poseído.
F
3 comentarios:
Me saco el sombrero y lo felicito, amigo. Abrazos.
Fernando, no salgo de mi admiración ante tantos y tan significativos poemas de amor, y este "rasguño prendido al deseo" podría ser por sí sólo ya el poema.
Un abrazo.
Entrega a unos dedos que disuelven.
Dichosa posesión tras tanta entrega.
Abrazos.
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