Entonces fue la espera
y en mis manos
una gruesa tela dormía el tiempo.
Se hizo del sueño,
quebró la duda en tu cuerpo exento.
Giró la noche
buscando el sonido perfecto de tormenta,
la huida inquebrantable
que siempre trae la lluvia.
Las huellas de mis dedos,
como llamas calientes,
dibujaron imprecisas estelas
entre tu vestido
y el milagro de tu piel estremecida.
La noche tiene esas imágenes,
tu sombra fértil y entregada
traída en las hélices del tiempo,
durmiendo en mi,
pájaro nocturno
que abre luz en el silencio,
poso fértil que me deja un sueño.
y en mis manos
una gruesa tela dormía el tiempo.
Se hizo del sueño,
quebró la duda en tu cuerpo exento.
Giró la noche
buscando el sonido perfecto de tormenta,
la huida inquebrantable
que siempre trae la lluvia.
Las huellas de mis dedos,
como llamas calientes,
dibujaron imprecisas estelas
entre tu vestido
y el milagro de tu piel estremecida.
La noche tiene esas imágenes,
tu sombra fértil y entregada
traída en las hélices del tiempo,
durmiendo en mi,
pájaro nocturno
que abre luz en el silencio,
poso fértil que me deja un sueño.
F
1 comentario:
Fértiles posos de fecundos sueños.
Son a veces el único modo de vivir lo que mora nada más en horizontes inalcanzables.
Abrazos.
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