Alrededor de tu cuerpo he puesto todas las señales,
he marcado trayectos, grabado canciones,
enumerado todos los nombres con los que te conozco
y, en el día a día de las perdidas,
detrás de cada silencio, cada ausencia,
he dejado el borde doloroso de un verso,
el cáliz donde demorarme,
el fuego para incendiarte cada vez que te encuentro.
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