Fui madera en el advenimiento de tu cuerpo,
la ansiedad del humo,
mientras fue tu mano
la que meció el fuego
y tu boca era
la que soplaba ante la noche
oscura y densa.
Después surgió la caricia,
cuando todo era régimen de ceniza
y entre las sábanas cabían todos los matices,
todas las preguntas que nos traería el alba.
la ansiedad del humo,
mientras fue tu mano
la que meció el fuego
y tu boca era
la que soplaba ante la noche
oscura y densa.
Después surgió la caricia,
cuando todo era régimen de ceniza
y entre las sábanas cabían todos los matices,
todas las preguntas que nos traería el alba.
2 comentarios:
Matices en el fuego.
Sólo la madera lo sabe.
Un abrazo.
Yo habría elegido un material más duradero. Uno que no se hinchara con la humedad y que perdurara al fuego, pero probablemente menos noble.
Besos
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