Feliz 2010
París se cubre de puentes
como si el Sena se derrumbara para nosotros
y pudiéramos andar juntos sin vernos.
Sólo me pertenece la lluvia de un cielo violáceo
y la torre Eiffel encendida en su rojo duermevela,
deshojando la calma de un húmedo otoño.
Nada nos dio,
salvo un tiempo fugaz de cafés y bulevares
y aquel rincón donde perdernos.
Tu mano en la memoria de la mía
desnudando la piel,
y el sabor de tu deseo
a un inolvidable pastis
recorriendo todavía mi boca.
Del poemario "El error de las hormigas"
F
Cuando soy una sombra entre las sombras tomo un tren nocturno que ilumina el desierto que recorro y que se hace abierta herida en el páramo, silencio o tañido de campana. En el dolor del bronce escucho sonar la cadencia de los golpes. Tañe los nombres, la región conocida de la lluvia, su rendición ante el miedo de no saber de nuevo las respuestas. Laboriosa ida y venida mía en el vértigo del amanecer mientras el mundo se dibuja de nuevo en el regazo de un placido domingo.
Te lo habrá dado todo
y aún así será poco.
No hay amores que se consagren al desierto
y no fenezcan en la larga travesía de una duna.
Porque quizás del amor
sólo vale el verso incontestable
de un cuerpo a cuerpo,
o el trayecto imposible de un silencio
de tus ojos a los suyos
y en ese vértice
la insinuación y el escalofrío de una caricia.
Del poemario "El error de las hormigas"
Vinieron a callarse los pájaros.
En el silencio desbordado de la lluvia
eras la honda abierta al combate,
la huella caliza entregada a mi.
Lacustre humedad la de tu boca,
rincón del cielo desbordado por mi lengua,
te hiciste suave enredadera
cuando no hubo más luz que la de tus ojos
y las palabras supieron del fuego
el lado más duro de la noche.
Cabe un sorbo más,
apurar el alba,
ese pequeño recodo
en que al nacer el día
todavía nuestros ojos ven la noche.
Cabe un sorbo más,
apurar la piel
hasta el extremo
en que el deseo
sea un río agónico y silencioso.
Del poemario "El error de las hormigas"
Ninguna ciudad
en la que hemos podido estar
nos echará de menos,
ni siquiera cuando París
haga el recuento del fin de año,
Venecia prepare su famoso carnaval
o se celebre de nuevo
el torneo del Palio en Siena.
Cuando somos nosotros,
encerrados en la oscuridad luminosa del deseo,
no hay destierro en que secundar tanta belleza,
ni los florecidos sakuras
en la primavera de Japón
robarán de tu piel y de la mía
el ebrio sentido de un nuevo naufragio.
En el claroscuro de la tarde
tu cuerpo se hace estatua.
Apoyada en la ventana,
baja por tu espalda una cascada de ámbar.
Mientras yo admiro tu desnudo
y tus ojos se pasean por la deshabitada avenida,
me pregunto hasta cuándo tendremos estos instantes
bendecidos por la fortuna.
Un desgranado verano nos sostiene en la ciudad solitaria,
sus noches de azul cobalto son eternas
y en su duna dorada crecen las mañanas
al ritmo impagable de las caricias.
Apenas pasan las horas y los días,
todo es un tobogán donde respiro tu aliento,
beso tu piel, sueño tus sueños, hacemos el amor
y me hundo en tus risas como un gato en el regazo.
Es lo más parecido al cielo que conozco.
De El error de las hormigas.
F
Algo de todo esto se guarda dentro,
posee el poder de resistir e inundarme
como un lamento interminable
las horas más oscuras,
los días más tristes...
Una vida guarda tantos silencios como palabras va descubriendo un hombre
a lo largo de ella, será que nos falta vida para descifrar tanto misterio.
No sé si este contar las horas
en que tú no estás
sirve para definir lo que es amor.
O sólo es el deseo de tu boca
como un relámpago
en el silencio de la tarde,
tu piel,
el sentido difuso de tu cuerpo...
Del libro "El error de las hormigas"
De repente se fue el último verano,
el lado de la noche cobró en sombra cada día perdido.
No fue nada, tan sólo una daga abriendo despacio su paso,
alargando ebria su senda en mi costado
mientras veía venir, entre la áurea luz del acero,
tu mano desprendiendo marchitas rosas,
silenciando la lluvia, despidiéndome de la vida con un beso.