No había esa noche casi estrellas
tan sólo entre las nubes la luna sangraba
la palidez amarilla del deseo.
No sé como tenía un cigarrillo en las manos,
fumaba con los pies entre las hojas caídas de los árboles
mientras sentado en el asiento del coche
sentía respirando todavía la plenitud
o ese bajón de consciencia que trae la marea al naufrago
desde las profundidades de los sentidos.
No percibí el frío,
pero sí tus labios recorriendo mi cuello
y tu voz pronunciando mi nombre
cuando un pequeño astro fugaz se hizo mortal ante mis ojos.
tan sólo entre las nubes la luna sangraba
la palidez amarilla del deseo.
No sé como tenía un cigarrillo en las manos,
fumaba con los pies entre las hojas caídas de los árboles
mientras sentado en el asiento del coche
sentía respirando todavía la plenitud
o ese bajón de consciencia que trae la marea al naufrago
desde las profundidades de los sentidos.
No percibí el frío,
pero sí tus labios recorriendo mi cuello
y tu voz pronunciando mi nombre
cuando un pequeño astro fugaz se hizo mortal ante mis ojos.
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