Se ha sembrado la luna de amaranto.
Cubre de lágrimas la línea del cielo.
Hay guirnaldas dulces en la sombra,
mientras vuelan al Sur los últimos pájaros
dejando rastros azules en el corazón.
Trae a mí la ira
un poco de esa costumbre
de abandonarme
al lamento de los bárbaros.
f.
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