Más allá de la noche
el quejido del viento trae su llanto.
Un hombre sabe descender a los infiernos
y agrupar sus pérdidas al alba.
Se escucha el canto de un salmo.
Arrecia la lluvia.
Desde sus pasos se dirige al final de la calle.
No hay nada de reposo.
Nada de trascendencia
salvo el pausado caer de hojas a sus píes.
f.
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