No es remoto el curso del insomnio,
atruena su rigor de selva
y se hace pastoso en el silencio
de una noche callada.
Regulo el latido.
No hay soledades más frías
que las que te sucumben.
Certera, mi piel me pide una derrota,
ese campo de exterminio
donde yo soy el incendio,
yo el bosque,
el pájaro
y el rigor del invierno.
5 comentarios:
Querido Fernando, para el rigor del invierno no hay antídoto mejor que un abrazo.
Por la noche las ausencias tienen las sombras más alagadas y los miedos te sacuden para mantenerte con los ojos abiertos.
Puedes utilizar todas mis fotos, que andan locas porque alguien les escriba un verso.
Besos de otoño
en la soledad de la noche
no estoy, pero sigo siendo
Es... Buenísimo!
Un abrazo.
Estoy de acuerdo con usted, creo que no hay una sensación más fría que el de la soledad,
Regular el latido...es lo que hago, por ahí comenzamos.
Un abrazo
Alba
p.d. estoy en medio de cambios y por eso estoy algo corta de tiempo, cuando pueda te visito y leo aunque no deje tantos comentarios. Cuando tenga un ratito te cuento.
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