Detrás de toda palabra se esconde un miedo, categóricos son los “no” que nos arrasan…después un silencio con su pasta de urdimbres respirado en las miradas. Esas miradas duras, breves e intensas dagas que arrecian como lluvia sobre el desierto de un desnudo…el “no” crece, se hace enredadera en la mente del otro y se va diluyendo su intención de sofocarlo según se repite metálico y conciso, precisión de cuchillo, de dardo envenenado…un “no” esgrimido y tocable como un muro donde nada ni nadie pernocta.
F
3 comentarios:
Los muros no se construyen sólos, Fernando. Nadie quiere vivir rodeado de muros para siempre, pero, a veces, sirven para defenderse, por otra parte, quizás sólo es cuestión de saber cual es y como utilizar la herramienta adecuada. Muy buena reflexión, Fernando.
Besos
Ese "no" que, también, lastima. Abrazos.
sin palabras. Lo dijiste todo.
besos eternos
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