Enhébrame al ocaso,
a la parte nocturna donde lo fugaz
se reserva el miedo.
Unos pájaros han sido la saeta del silencio,
lágrimas azules en el vértigo de la tarde.
Alguna vez sentí la lluvia enardeciendo la luz,
estrechaba el mágico sendero del fuego
haciendo del púrpura la humedad de la tierra.
5 comentarios:
La ténue fugacidad del miedo. Abrazos.
conjugando, el que empieza por el pasado a lo mejor-con un poco de suerte- sigue con el futuro.
Besos
Esta foto y tu poema enhebran los sueños...
Besos f.
Genial. Tremendo como siempre, Fernando.
Besos
asi queda el sendero encendido
añorando la noche que se acerca
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