No es la soledad una mujer que sepa devorar las prisas,
a veces, se sienta en los remansos de la tarde
y mira con sus ojos negros la caída precisa de lo bello.
Tiene un sabor en su boca de todo lo pasado,
se ama a si misma por saberse ausente de otros,
pero de vez en cuando se aleja de todos,
prefiere ser la sombra que acompaña los postres de una mesa
y ese silencio que sin querer,
como una muerte certera,
dejan los amantes al darse la vuelta en la cama.
Foto
6 comentarios:
y ese silencio que sin querer,
como una muerte certera,
dejan los amantes al darse la vuelta en la cama.
Me sabe a soledad... y ese silencio que flota... muchas veces es llegar al paraíso y otras no saber como subir desde el infierno...
mil besos
Cuánto me identifico con esos versos,
Fernando a veces parece que las palabras existan para nosotros,
parece que se sentaran a tomar ese postre con nosotros, a nuestra mesa, mientras la mirada ensimismada de nuestros ojos, solo evoca otras sobremesas parecidas.
Precioso poema breve pero intenso, como un buen café.
Un beso,
ana.
Un poema que me pasea por mis adentros.
A veces es bello ausentarse del jolgorio farandular y quedarse quieto en uno mismo.
Aunque los silencios sean màs hirientes que aquel amante que todo lo ignora.
Un beso soleado.
Bello poema, excelente fotografìa-
Se me agotan los adjetivos. Dejo sólo un suspiro silente.
es la soledad...
precioso...
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