Soy de la distancia, los milímetros que precisa tu cuerpo para respirarme en estas noches donde el verano es la urgencia y la palabra. Un muelle tiene tantas veces nuestros nombres como esta cama que habitamos en secuencias relativas y que suena con el tilde de una campana cuyo bronce nos desconoce pero que es la lengua de un fuego eterno o el lado más duro donde se esconde la luna. Trae la penumbra un silencio orgánico que cuenta las catorce veces que respiramos por minuto o el faro que guía el barco del insomnio, la línea roja donde nos afanamos en ser los héroes de un viejo comic del que ya sabemos que no tiene buen final.
F
1 comentario:
... no hay distancia cuando sólo el aliento es lo que separa,
cuando la palabra es un susurro en el silencio de la noche…
las veces que se habitan se pierden en el tiempo…
como el tañer de la campana se pierde en el infinito de su reverberación,
es el tiempo a destiempo…
es… espacio que desconoce si tiene final...
un beso
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