Déjame crecer en el silencio.
Casi todo lo que hurga en mi memoria
tiene palabras que erosionan,
será la vida que crece en mi
con su hiedra de acero,
pasos y voces
que siguen humedeciendo el amanecer,
muelles de carga
donde un hombre, solo, fuma en solitario,
mientras un faro le acaricia el dolor
con su cálida mano en el océano,
allí, donde la oscuridad todavía le espera.
F
6 comentarios:
En Coruña he descubierto el embrujo de los faros, su silencio, su soledad, perdidos en la inmensidad del mar...
Un beso.
Es el silencio lugar de hallazgo, de encuentro con lo que uno siente, con lo que uno tiene, con lo que uno es y si existe un faro, una luz, un destello, un candil, un resplandor… la oscuridad lo único que hace es mostrar con más lucidez hacia dónde dirigir los pasos.
Feliz andadura.
Me gusta esa imagen. El faro acariciante. Sí, una luz, en ciertas oscuridades, acaricia en el dolor. Muy hermosa.
Un beso.
Fernando cuando te pones romántico estas irresistible. jejeje Vas del extremo erotico al romantico como un malabarista del amor. Hay que quererte por cojo-lines jijiji
Los solitarios interiores se desgarran por dentro e hilan poesía tras poesía para aliviar el dolor de vivir con los sentimientos a flor de piel, porque no todos tienen un faro a mano que los acaricie.
Un abrazo, Fernando
Crecer en el silencio, es necesario.
Besos
Alba
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