Como todos los silencios regreso de la noche.
No me olvido de las estelas
en que me deshago en la oscuridad,
ni del respirar a golpes de morse
en una infatigable melodía
que clama al horizonte.
Detrás de las mareas
siempre hay para el ahogado
una nueva senda.
Es verdad que el océano no perdona,
es el ciego señor
que cuando respira se desata la ira.
f.
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