Ha venido a mí el mar,
un rehacer ronco de olas y mareas.
Surge el viento en las veredas...
altano, maduro, húmedo de luz y lumbre.
Me pierdo en la penumbra de la noche,
cruzo un paréntesis
en el que las sombras tienen vida.
Vuelvo a ver a lo lejos la soledad del faro,
la labor de la espera,
el respirar en la consciencia
que va lamiendo el horizonte...
marca sus cifras de logaritmo:
tres cortos, un largo, un silencio de segundos...
un dialogo morse en que guiarse
cuando solo somos nosotros y la oscuridad.
f.
No hay comentarios:
Publicar un comentario