Recórreme en silencio,
respírame en las olas,
simple soledad de océanos,
en este faro habito.
Nuestra batalla es herida de susurros,
azul en tu cuerpo, mi saliva es la luz,
una cadena, una condena,
de mi lengua en tu piel
como si nunca fueras a abandonarme,
como si la noche fuera a ser eterna
y nuestro deseo se alimentará
de la oscura línea del horizonte.
f.
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