Un día de muelles tiene en el invierno la bruma,
el débil sentido de la lluvia,
su ardor de cascabel,
el lado de un sueño invertebrado,
la máxima expresión de la calumnia.
He abierto la puerta y ha entrado ella,
trae una gabardina marrón y un vestido negro,
el frío se demora en su mirada
mientras como un gato se desnuda delante de mí
y fuma uno tras otro cigarrillos rubios.
Coge de mi cartera su precio exacto
mientras con las volutas del humo me cubre de deseo.
Lo mejor de su nombre es que nunca me lo dice.
el débil sentido de la lluvia,
su ardor de cascabel,
el lado de un sueño invertebrado,
la máxima expresión de la calumnia.
He abierto la puerta y ha entrado ella,
trae una gabardina marrón y un vestido negro,
el frío se demora en su mirada
mientras como un gato se desnuda delante de mí
y fuma uno tras otro cigarrillos rubios.
Coge de mi cartera su precio exacto
mientras con las volutas del humo me cubre de deseo.
Lo mejor de su nombre es que nunca me lo dice.
F
3 comentarios:
Hermoso. Letras viviendo en soledades.
Un abrazo.
Y tras ese misterio, se crece el deseo.
Un besito.
Sobra el nombre donde sólo hay cuerpo.
Abrazos.
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