Detrás de la ventana, quizás como siempre,
amanece con el ocaso de mis manos en tu cuerpo.
En las calles camina el otoño
y los primeros gabanes que cubren la mañana.
Tomamos un respiro.
En tu mirada una brizna del azul oscuro de la noche
y un horizonte derrocado de estrellas silenciosas.
En mi cuerpo el resto de una marea
como un barco llegando del Gran Sol al puerto del alba.
amanece con el ocaso de mis manos en tu cuerpo.
En las calles camina el otoño
y los primeros gabanes que cubren la mañana.
Tomamos un respiro.
En tu mirada una brizna del azul oscuro de la noche
y un horizonte derrocado de estrellas silenciosas.
En mi cuerpo el resto de una marea
como un barco llegando del Gran Sol al puerto del alba.
Del libro "El error de las hormigas"
2 comentarios:
Esas pausas tan hermosas... Abrazos.
Me encantó lo del Gran Sol. La tibieza del atunero llegando a puerto con un puñado de osados y valientes que inician la descarga como si no hubieran hecho nada extraordinario...
Es una gran imagen, Fernando. Estupenda.
Laura
Publicar un comentario