Entregarte a los silencios del faro
y en sus secuencia seguir las estelas
en la noche eterna del océano.
Una, dos, tres ráfagas cortas y una larga
como un minucioso trabajo de arquitectos
donde el agua se enciende
y en un instante se ven las carreteras del mar,
hasta el horizonte que arrastra la penumbra.
Allí los sueños se hacen tangibles
y a ti vuelve con la brisa el sabor de su boca,
la línea sagrada de su cuerpo,
nada más que lo importante,
aquello que te une a la vida.
y en sus secuencia seguir las estelas
en la noche eterna del océano.
Una, dos, tres ráfagas cortas y una larga
como un minucioso trabajo de arquitectos
donde el agua se enciende
y en un instante se ven las carreteras del mar,
hasta el horizonte que arrastra la penumbra.
Allí los sueños se hacen tangibles
y a ti vuelve con la brisa el sabor de su boca,
la línea sagrada de su cuerpo,
nada más que lo importante,
aquello que te une a la vida.
Del poemario "El error de las hormigas"
3 comentarios:
Mágico momento en el que lo único que importa es aquello que nos trasciende... da igual lo que sea.
Feliz viaje, a través de esas carreteras...
Un beso.
Laura
La perfección de la luz ilumina tu texto. Abrazos.
Me gustaría pasar una noche en un faro de estos que tú describes, a ser posible de luna llena.
Un beso, Fernando.
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