Desnuda, la caricia quedó entregada en el límite.
Un rincón de mí se dio entero,
se estremeció en el dolor y en la dicha,
se asentó en tu piel
y escuché entonces, desde la lejanía, palpitar la vida.
Un rincón de mí se dio entero,
se estremeció en el dolor y en la dicha,
se asentó en tu piel
y escuché entonces, desde la lejanía, palpitar la vida.
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2 comentarios:
Una vida que es impagable. Abrazos.
A veces es un regalo.
Un abrazo.
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