guarda los surcos de una tierra abonada,
el quehacer de las hiedras en los muros
cuando el viento de una tarde de verano
mece, onduladas sus hojas,
trayendo un mar verde hacia un lado y otro del jardín.
Así es en la noche cada temblor humano,
una caricia enarbola las preguntas,
tibia la mano roza en su saber los instantes,
las pausas se concretan y afianzan
como una manera de aprehender del otro la esencia,
la rima de un verso que trae en la piel,
y el silencio se mece como un campo de estrellas
dejando tenue resplandor
y apagado desamparo cuando cesa.
F
3 comentarios:
Así en la noche hay silencios necesarios y certeros.
Entre dos.
Es bellísimo este poéma.
Magistralmente expones un momento íntimo desde la dulzura de tus versos.
El final amansa el verde.
Un beso
Poema para leerlo en el silencio de la noche, y hasta acaricia.
Besos.
Cuando el silencio se hace poema, las estrellas brillan mejor. Abrazos.
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