Rencor de las horas,
el día adormece tu dicha.
Isla de soledad,
impenetrable como un suspiro
anuncias ser vigía del silencio.
Tu voz es callada como la noche
y aunque respiras con largos destellos
tus breves palabras llegan lejos,
habitan el horizonte de un libro eterno,
trasmites el calor del ángaro
cuando una mirada busca saber
donde se encuentra un nuevo refugio.
f.
No hay comentarios:
Publicar un comentario