Detrás de la ventana, quizás como siempre,
amanece con el ocaso de mis manos en tu cuerpo.
En las calles camina el otoño
y los primeros gabanes que cubren la mañana.
Tomamos un respiro.
En tu mirada una brizna del azul oscuro de la noche
y un horizonte derrocado de estrellas silenciosas.
En mi cuerpo el resto de una marea
como un barco llegando del Gran Sol al puerto del alba.
amanece con el ocaso de mis manos en tu cuerpo.
En las calles camina el otoño
y los primeros gabanes que cubren la mañana.
Tomamos un respiro.
En tu mirada una brizna del azul oscuro de la noche
y un horizonte derrocado de estrellas silenciosas.
En mi cuerpo el resto de una marea
como un barco llegando del Gran Sol al puerto del alba.
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