La tarde dibujó su metáfora.
Las nubes eran reflejo de las sombras.
Un hilo rojo enardecía la última mirada al horizonte.
Tú crecías oscura, húmeda,
entre los bordes cálidos de mi piel,
eras el dolor de la sangre
mientras enredada en mi cuerpo
me sometías a un salmo cercado por la dulce muerte.
F
2 comentarios:
Hay momentos percibidos como metáfora de algo trascendente.
Hay ojos poéticos capaces de percibirlo y de decirlo.
Un abrazo.
Viva metáfora.. bien dibujada. : )
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