Rodéame del fuego,
sé Pandora en este día de autos.
Hay un revuelo de pájaros,
cumulonimbos se abren paso en el cielo.
Tú callas en el viento
y la luz se hace del color de la carne.
En tu vestido habla el resto de la tarde
dando sombras azuladas y vestigios del púrpura,
la soledad se viste de ti,
yo te beso en la esquina del ocaso
y nadie sabe de nosotros
más que de este dolor de separarnos.
sé Pandora en este día de autos.
Hay un revuelo de pájaros,
cumulonimbos se abren paso en el cielo.
Tú callas en el viento
y la luz se hace del color de la carne.
En tu vestido habla el resto de la tarde
dando sombras azuladas y vestigios del púrpura,
la soledad se viste de ti,
yo te beso en la esquina del ocaso
y nadie sabe de nosotros
más que de este dolor de separarnos.
F
5 comentarios:
¡Qué bello y sentido poema!
Abrazos,
Ana Lucía
.
Visceral dirìa yo.
Melancòlico en esa salpiensa hostil de separar-se.
Que tengas un bello fin de semana,Fer.
hasta el dolor tendrá su llama ardiente...
hasta el ocaso se dolerá...
pero siempre quedará el calor del fuego
Besos
Ese beso...la acompaña, el dolor se hace menos intenso...más llevadero.
Un beso Fer.
Rodéame del calor incombustible de tus labios,
aún guardan el sabor de las cerezas en mayo.
La soledad se apiada de nosotros
haciendo callar al viento,
desvaneciéndolo entre el azul de las olas,
mar adentro
un beso
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