Hay una luz lejana detrás del horizonte,
todavía ilumina las últimas velas de la tarde.
No permitas que mi voz te llame en vano,
se oscurece en el diluvio de tus manos,
apenas hay una caricia,
aletargada como las salamandras en invierno,
cuando en la mansa espera
siempre sustento el recodo de la urgencia,
ese rincón donde tus labios
tienen el dulce sabor del reencuentro.
todavía ilumina las últimas velas de la tarde.
No permitas que mi voz te llame en vano,
se oscurece en el diluvio de tus manos,
apenas hay una caricia,
aletargada como las salamandras en invierno,
cuando en la mansa espera
siempre sustento el recodo de la urgencia,
ese rincón donde tus labios
tienen el dulce sabor del reencuentro.
3 comentarios:
Voces intensas que se pierden en el horizonte. Abrazos.
Como un faro ¿No?
La luz que atrae e ilumina el reencuentro.
Un abrazo.
Yo diría que es crimen no escuchar esa voz, o no ir a su encuentro.
Besos.
Publicar un comentario