En la estación del norte mis pasos son del desierto la arena y sin embargo llegaré tan lejos como tus recuerdos porque las dunas se hacen de tiempo y de la sangre que conserva todo silencio húmedo.
Estaré esperándote a mi llegada, mi mirada esquiva sólo buscará tus ojos, intentaré ver en tu mirada el color en el aire, la luz de la mañana o el vuelo de un pájaro, es verdad que casi nunca existe más opción que seguir el viaje, aunque eso sea lo que resguarda al tren de su soledad y a la estación de no ser en ella donde tomes la fatal decisión de no viajar más.
4 comentarios:
Aquí también hay una Estación del Norte y es aquella cuyo nombre, sin un motivo claro al que pueda apelar, me trae siempre agridulces y melancólicos ecos, como este poema horizontal.
Un abrazo.
Quizás hoy no viaje más, quizá esta sea una estación donde apearse o la más larga si en ella alguien aguarda, si hay unos ojos que aun esquivos buscan una mirada o descubren el color del instante.
El viaje no es más que la búsqueda y a veces hay que detenerse un tiempo para descansar, un tiempo para el simple reposo, un tiempo donde detenerse y simplemente quedarse en silencio.
Quizás me quede en silencio y deje el viaje para mañana.
Una estación,
un tren,
un hasta luego,
un hasta pronto.
un hasta siempre,
un adiós.
Un constante ir y venir
de gente extraña.
Tú y yo
en medio,
sin saber qué hacer,
no se qué pensabas,
ya no quería pensar,
sin embargo
se asomaron a mi mente,
de aquel poeta sus versos
recuerdas…
éramos tal para cual
ambos en aquel andén.
Solo que esta vez,
era tu viaje,
era tu tren,
yo quedaba atrás,
muy atrás,
con mi silencio,
con el recuerdo,
en el viejo andén,
sin decir,
sin saber,
sin pensar.
Era una estación…
era tu tren,
eras tú.
(Navía García)
Y cómo huir cuando no quedan islas para naufragar....
Besos. Loli
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