
No es la luna amante de la nieve,
ni de ese dolor de escarcha que te alumbra
en la soledad de otra noche turbia.
Temo al ancestro y a su endémica vigilia,
a todo lo que me hace desearte,
apretar los dientes y quebrarme entre las sábanas,
cuando errática cabalgas alrededor de mi memoria
y me asaltas sin demora entrando en mi la noche
como un viento y su humedad de lluvia.
Me traes ese rumor de los ríos
bajo los párpados de un puente
que deslumbra mi piel sedienta
cuando nada ni nadie te contiene.
Ahora amanece y siento la fatiga de tus besos,
toda la saliva de tu boca,
y ese sabor a penitencia que dejas en mis sueños.
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2 comentarios:
No será la luna...pero sea lo que sea...que bien te inspira, Fernando.
Muchos besos para los dos.
[Silente me sumerjo en tus versos...]
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