XII
Mis manos están sucias,
oscuras como la noche
cuando la luna se ha
quedado cubierta por las nubes.
Oigo pasos que vienen
detrás de mí,
mi sombra se recorta en el
suelo,
tiene el don de andar por
las paredes
y no mojarse en los
charcos de la lluvia.
A veces la soledad tiene
ese aire impredecible
que escribe en tu espalda
el miedo.
f.
1 comentario:
bendita suciedad la que sabe escribir versos de ese sentir indecible, atrapado, de ese latido que recorre oscuridades...
quizá la luna se cubra pero nos alumbran tus palabras como pavesas en la noche...
besos Fernando
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