Si te amo en el sabor amable de la ginebra,
en el regusto ácido del limón y el translucido hielo,
es porque en otras calles, en otros bares,
tú te demoraste entre mis brazos, oculta de la luz,
rellenando mi paisaje con la fragancia de tu cuerpo
y el incuestionable aliento de un deseo mudo.
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