Ahora que ya no estoy todo es sincero,
aunque siga el día siendo triste
y en la mirada de tus ojos
sólo quede la llama del olvido.
Ahora que ya no estoy todo es sincero,
aunque siga el día siendo triste
y en la mirada de tus ojos
sólo quede la llama del olvido.
No hay silencios perdidos más inoportunos
que los que traslada la lluvia entre sus trasparentes gotas.
Me encuentro en medio de una tormenta
donde sólo se escucha el eco de mi corazón
bombeando la sangre precisa para amarte,
pero tú has infringido las normas de los sueños
y desde las ventanas de mi soledad
cruzas entre las lagunas que devoran la calle
y te veo desbordar con los versos
todas las huellas que tiende mi esperanza.
Todo lo que tengo se lo he robado a la vida.
Ella, avarienta y celosa,
espera a la noche
y en lo mejor de mi sueño
se lleva lo que era suyo
dejando en mi boca su beso de hierro.