Debo resarcirme del vértigo,
este río insondable de aguas oscuras
que me cierne en su abismo húmedo.
Ahora el amanecer es una estación más del día.
En la región de tu cuerpo la geografía no me indica nada
como si las carreteras secundarias de tu piel
no tuvieran más que la dirección incorrecta de mis manos.
Así y todo rehúso abandonar la cama, el cuarto,
la lámpara encendida donde se vislumbran los desagravios del sueño,
aunque tú te hayas ido a derrotarte en tus propios deseos
y yo siga cernido en el trapecio de una noche muerta.
este río insondable de aguas oscuras
que me cierne en su abismo húmedo.
Ahora el amanecer es una estación más del día.
En la región de tu cuerpo la geografía no me indica nada
como si las carreteras secundarias de tu piel
no tuvieran más que la dirección incorrecta de mis manos.
Así y todo rehúso abandonar la cama, el cuarto,
la lámpara encendida donde se vislumbran los desagravios del sueño,
aunque tú te hayas ido a derrotarte en tus propios deseos
y yo siga cernido en el trapecio de una noche muerta.
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