Sobre la tarde echó la tormenta sus redes.
El cálido viento nunca supo descifrar el quejido del bosque,
ni pudo recordar aquel verano en que nos persiguió
al ritmo acelerado de nuestros pasos
huyendo entre los pinos del diluvio.
El cálido viento nunca supo descifrar el quejido del bosque,
ni pudo recordar aquel verano en que nos persiguió
al ritmo acelerado de nuestros pasos
huyendo entre los pinos del diluvio.
F
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