Es cierta esta sensación de abandono,
la promiscuidad de la tristeza
se agolpa por los poros y se hace senda,
ruta derruyendo todos los caminos que atraviesa.
Me iría solo, lejos, allí donde reina el silencio,
con un río de márgenes difusos,
un puente cercano,
la brisa removiendo los árboles,
los pájaros y la soledad
en la que hoy me asiento.
F
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