Palabras CXLVII

Sigo recordándote con esa mirada felina que me erizaba y silenciaba.


f.

Palabras CXLVI

Dormir bajo la vela ardiente de tus ojos...




f.

Palabras CXLV

Siempre guardabas una mirada extraña cuando te ibas...

nunca sabía si era para decirme que no volverías más o si querías volver pronto.

f.

Palabras CXLIV

Sin saber cómo lo hacías, llegabas a abrir todas las puertas que guardaban mi ternura.



f.

Palabras CXLIII

Siempre fuiste mujer de altos vuelos...

yo siempre sentí el vértigo de tu deseo.



f.

Palabras CXLII

Para romper el hielo nos bastaba con mirarnos fijamente,

desafiando al tiempo de silencio entre los dos.

f.

Palabras CXLI

Te gustaba fumar mis cigarrillos Chester sin filtro después de cada instante intimo...

era como borrar todo lo sentido con el aroma que dejaba el humo

sobre nuestra piel todavía húmeda del otro.



f.

Palabras CXL

Supe de tu afán depredador cuando estando sobre mí

danzabas como si el mundo fuera a desaparecer.



f.

Palabras CXXXIX

Hablábamos de la luz de tus ojos y el calor ardiente de tu silencio.

Luego fuimos selva y sonidos que solo tú y yo recordamos.


f.

Palabras CXXXVIII

Nunca acabé de contar las islas de tu cuerpo.

Cambiaban en los límites de tu piel según las estaciones.




f.

Palabras CXXXVI

Sonaba en ti una melodía cuando me navegabas sin descanso.

f.

Palabras CXXXV

La urdimbre de tu cuerpo era luz y sombra

sobre el paisaje del mío.

Dejaste rastros inolvidables en cada recodo.

f.

Palabras CXXXIV

Me pedías que te guardara siempre en mi corazón.

Sorprendido, nunca supe si era un juego hasta que volviste a reclamar mi amor.

f.

Palabras CXXXIII

Enmarcado por tus labios,

siempre me dejabas la urgencia de tu aliento...

como si el mundo se fuera a acabar en un último beso.

f.

Palabras CXXXII

Siempre me mirabas para descubrir mi oscuridad,

cuando yo era solo el reflejo de tu luz.

f.

Palabras CXXXI

Cubrimos la noche con tu cuerpo y el mío.

El alba tuvo un aroma inolvidable.




f.

Palabras CXXX

Reúno el gesto, la azul pincelada,
un poco de esa marea que te rebosa cuando me inundas de ti.

f.

Palabras CXXIX

Frente a lo infinito soy solo una huella,
la pequeña costumbre que deja en mí el pensarte.


f.

Palabras CXXVIII

Enumero en tu piel el sendero de la luz y del silencio.


f.

Palabras CXXVII

Hay una verdad en el abismo de tu mirada al que siempre que me asomo me inunda el vértigo.


f.

Palabras CXXVI

No he perdido el hilo rojo de la vida
aunque alrededor de tu cuerpo
haya dejado restos de todos mis sueños.


f.

Palabras CXXV

Creamos un mundo, un paisaje, 

un habitarnos en el otro, 

mientras afuera, en su oscuridad,
los bárbaros buscan nuestra senda.

f.

Palabras CXXIV

Frente a la luz enrojecida del atardecer surgía la tuya,
la primavera encendida, el aroma del bosque,
el sabor de tu boca marcando el ritmo de todas las preguntas.



f.

Palabras CXXIII

Me ofreces el sendero inabarcable de tus ojos.

Yo solo tengo para llegar a ti el canto de un pájaro silvestre.

f.

Palabras CXXII

Mantengo el pulso con tu mirada.

Mientras, he abierto la ventana  al nuevo día y han entrado los pájaros que te nombran.


f.

Palabras CXXI

Aún en el silencio permanece la mirada.

La eternidad del nosotros mientras el mundo calla.

f.

Palabras CXX

Entre mis versos habitan pájaros que tú sabes atraer al nido de tu corazón.

f.

Palabras CXIX

Ábreme una línea de luz para llegar al silencio que respira en tu corazón.


f.

Palabras CXVIII

Desde la oscuridad llego a ti,

soy la luz que te contempla.



f.

Palabras CXVII

Ahora te recorro con mi boca...

como se hace un paisaje con los ojos.

f.

Palabras CXVI

Ven a mí.

Tengo en mis manos todos los caminos.


f.

Palabras CXV

Me acerco a la sombra de tu cuerpo.
Enciendo las sílabas que te pronuncian...
Ahora soy la luz que te ilumina.

f.

Palabras CXIV

Hay en la noche un caer de astros,

pequeñas luciérnagas que hacen de tu piel un paisaje inolvidable.



f.

Palabras CXIII

¿Dónde estaba la luz?
Me he dejado la noche reposada en tu boca
y en tu oculta mirada todas mis esperanzas.


f.

Palabras CXII

He derramado como si fuera luz sobre tu piel las sílabas que traían los pájaros marinos en sus alas...algo de ese océano queda en ti.


f.

Palabras CXI

Como el pequeño rescoldo de una brasa quedará en tu boca mi nombre...aunque hables de recuerdos y de luz.


f.

Palabras CX

Contigo, recorriendo tu columna vertebral,
se queda mi silencio...
y ahora háblame del color del mar.


f.

Palabras CIX

¿Dónde nos perdimos?
Todavía hay una senda de luz con tu nombre y el mío.


f.

Palabras CVIII

Se arquea desnuda tu sombra recordando el paso de mi boca.



f.

Palabras CVII

Prende el fuego. Escucho crepitar la llama.
Todavía queda esperanza.


f.

Palabras CVI

No podría amarte nunca
como se aman las cosas perfectas,
sigo descubriendo en ti
la hermosa imperfección del ser humano.


f.

Palabras CV

Acaricia despacio el albor del día.
Una sierpe como un susurro recorre tu corazón.
Dejas marchar la mirada que siempre te abre el infinito.


f.