Palabras CIV

Guardo en mis manos la geografía de tu cuerpo.
De Norte a Sur he viajado al galope de un rayo de luz
hasta pernoctar en medio de la noche,
cuando yo era un ciego
y tú el misterio de lo desconocido.


f.

Palabras CIII

Me disperso en la soledad de la tormenta cuando te alejas.


f.

Palabras CII

Caemos en el otro cuando en silencio nos respiramos y creamos la branza que nos une.


f.

Palabras CI

He dejado junto a la cómoda un verso para que tus labios rojos marquen en el espejo el último aliento antes de marcharte.


f.

Palabras C

Y ahora hemos dejado la palabra ungida al caer de la noche...tú sobre mi espalda, yo en tu corazón.


f.

Palabras IC

Buscábamos la línea perdida en el otro. Lo que nos trae la memoria como una marea que nos inunda.


f.

Palabras XCVIII

Entonces corrimos por detrás de las sombras,
el crepúsculo ardía en nuestra espalda.


f.

Palabras XCVII

De todas las soledades que conozco tú eres la más perfecta:
Andas como sombra a mis espaldas,
y frugal, como pocas, te alimentas de mis sueños.


f.

Palabras XCVI

Solo quería, estar callados, respirándonos, con las caricias ácidas que nos debíamos...

f.

Palabras XCV

Esgrimo al contemplarla un pulso contra el tiempo, la distancia, la monotonía...


f.

Palabras XCIV

El rojo permanece marcado en mi piel...por sus uñas...por su boca...por su voz.


f.

Palabras XCIII

Es, a veces, el salmo que abre la noche.


f.

Palabras XCII

¿Cuánto de ella me sostiene cuando me nombra?


f.

Palabras XCI

Debo desnudar mis palabras. Hacerlas pequeñas como vuelo de pájaro. Hay en ella la verdad que busca mi silencio.


f.

Palabras XC

Guardo silencio: camino por tu piel y te respiro sin que una sola palabra salga de mi boca.


f.

Palabras LXXXIX

Llega el alba. Sus ojos, todavía viajeros del sueño, buscan una última mirada para el recuerdo.


f.

Palabras LXXXVIII

En tu piel siempre el recuerdo de mi boca...


f.

Palabras LXXXVII

Después del "nosotros" quedó en el aire la húmeda soledad del alba.


f.

Palabras LXXXVI

Domina el recuerdo de ese día nuestro en que fuimos en el otro el sabor del pecado.


f.

Palabras LXXXV

Llego a ti como el viento altano húmedo del mar que remueve las drizas y deja en tu piel un poco de inmortalidad.


f.

Palabras LXXXIV

Soy el amanecer. En su piel dejo líneas de luz para crear con su cuerpo un nuevo paisaje.


f.

Palabras LXXXIII

¿Dónde perdimos los versos que anidaban nuestras noches frente al mar?


f.

Palabras LXXXII

Guardamos sobre la piel el milagro del otro.


f.

Palabras LXXXI

Bésame ahora, cuando todavía me duele.
Cada vez va ser más difícil olvidarte.




f.


Todas las mentiras que te debo

Palabras LXXX

Soy el ciego que recorre su piel y busca su boca con la sed del erizo.


f.

Palabras LXXIX

Algunas veces puedo nombrarla, otras su nombre es una marea que siente mi piel y mi corazón.

f.

Palabras LXXVIII

Hay instantes que dejan un poso de eternidad en la piel.


f.

Palabras LXXVII

De la oscuridad me salva esa marea de vida que me reserva su boca.


f.

Palabras LXXVI

Caigo en ella...respiro en su silencio y recorro la vida prendido a su grupa.


f.

Palabras LXXV

Llegué a su corazón desde el silencio.
Allí, donde respira la noche.

f.

Palabras LXXIV

Me recojo en tus manos.
Allí, olvidado del mundo y su silencio,
oigo respirar el mar.


f

El error de las hormigas

Palabras LXXIII

Luego abrió los ojos y su mirada tenía un fondo de noche. Un brote de oscuridad.

f.

Palabras LXXII

Cuando se aleja me guarda siempre en su silencio unas palabras para nombrarme.


f.

Palabras LXXI

Una melodía te protegerá siempre frente a la oscuridad.
La vida, a veces, trae en sus alas la luz que nos conmueve.


f.

Palabras LXX

La luz busca redimirse en su piel como un nuevo atavío que la haga deslumbrante.


f.

Palabras LXIX

Besana del amanecer...su cuerpo se derrama entre las yemas del deseo. 

Llega la lluvia.


f.

Palabras LXVIII

De este silencio nació noviembre y se hizo bosque entre tu cuerpo y el mío.



f.

Palabras LXVII

Hay un fuego sin esperanza...cierro los ojos y el rojo incesante del crepúsculo me trae tu rostro.


f.

Palabras LXVI

Hay un hilo de luz sobre la noche, el fuego solo es parte de la partida...

luego nos queda la labor de hacer de ese instante algo inolvidable.



f.

Palabras LXV

Sostengo un pulso con tu mirada aunque se que al final siempre pierdo.


f.

Palabras LXIV

Vuelvo a ti, desnudo de la noche
soy apenas la sombra del faro
que abarcó toda la penumbra.


f.

Palabras LXIII

Eres la melodía precisa con que los verbos adquieren la humedad del mar.


f.


Del poemario "El Alhaquín"

Palabras LXII

Tu boca deja en mi piel remansos de luz.

f.

Palabras LXI

Bésame ahora, cuando todavía me duele.

Cada vez va ser más difícil olvidarte.


f.


Todas las mentiras que te debo

Palabras LX

Más allá de todo lo que soy está todo lo que de mí imagina.


f.

Palabras LIX

Es tu boca la que me trae la salina sensación del desembarco.

f.

Poemario "Desembarcos"

Palabras LVIII

Puedo amarte tanto como la noche,
y en ese precipicio de miradas esquivas
ser el fulgor de un último silencio.

f.


El error de las hormigas

Palabras LVII

Buscaba la brisa de la hoguera, el rojo resplandor de la llama,
el olor del fuego cuando arde la madera.


f.

Palabras LVI

Se abre con los primeros copos la contemplación.
Ahora sabes que serás la luz de las tardes y la huella del silencio.


f.

Palabras LV

He llegado al centro de tu deseo
y tu gemido se ha oído
como un trueno en medio del bosque.

f.


El error de las hormigas