No hay noche devastada,
sólo un hueco perfecto
en el ojal donde respiro.
Cada vez es mejor derrumbarse,
no sostener lo incesante entre los dedos,
dejar hacer al tiempo y su secuela de desierto
frente a esta corona de rosas marchitas.
Salir a las calles cuando todavía hay algún borracho
apedreando al cielo oscuro
y oírle nombrarse solo en su sollozo,
no deja de ser un nuevo golpe de timón,
un cristal roto donde deshacer la vida.
Tú duermes y yo debo soñar con que no estás,
porque todo es una soledad de miradas sin rostro.
¿Dolor?, ¿me hablas de dolor?,
parece que el sol tarda
y el viento es una voz de ausencias,
dolor…debe ser eso lo que nos ata aquí,
el miedo a la devastación
y a ser de nuevo lluvia en las cerradas ventanas,
buscando en la tormenta
una piel donde desaparecer.
F
5 comentarios:
Dios!
Fernando... es increíble como escribís, lo que transmitís... esas imágenes tan increíbles...
mil besos
Siguen las ausencias...
Muy buen poema..
Poema y versos dolientes.
Hurgando en ellos quisiera entrever la certeza de que "no hay noche devastada" solamente porque antes hubo día vivido.
Ella sueña y quizás quedó soñando el día mientras tú quedaste viviendo el atardecer, quizás quedó aguardando y tú buscando "una piel donde desaparecer", quizás el nuevo "sol tarda" pero siempre amanece después del oscurecer, quizás... sólo debamos respirar por eso hueco perfecto y seguir hasta el alborecer.
Quizás es así la vida, dejar hacer al tiempo su camino y evitar que nuestro latir se quede preso en el ayer.
Besos.
debe ser eso lo que nos ata aquí,
el miedo a la devastación...
un abrazo
Bello y destructivo..cómo la vida misma.Me ha encantado. Gracias
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