ESTRAVAGARIOSIGLO21

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lunes, 31 de marzo de 2008

Lluvia

Esperando Abril






Mucho más
allá de mi ventana,
las nubes de la mañana
son
una flor
que le ha nacido a un tren.
Un reloj
se transforma en cangrejo
y la capa de un viejo
da
con una tempestad de comején.

Mucho más
allá de mi ventana
algodones jugaban
a ser un jardín
en espera de abril.

Luego entro los ojos
chorreando esa luz de infinito,
y es cuando necesito
un perro, un bastón, una mano, una fe.
Y tú pasas tocando
el frío con suave silencio
y, ciego, te sentencio
a que nombres todo lo que ahora no sé.

Mucho más
allá de mi ventana,
las nubes de la mañana
son
una flor
que le ha nacido a un tren.
Un reloj
se transforma en cangrejo
y la capa de un viejo
da
con una tempestad de comején.

Mucho más
allá de mi ventana
algodones jugaban
a ser un jardín
en espera de abril.
Mucho más
allá de mi ventana
mi esperanza jugaba
a una flor,
a un jardín,
como esperando abril


Lo siento pero no he encontrado a Silvio


No sé lo que la primavera puede representar para vosotr@s, sí lo que significa para mi y es tanto a nivel psicológico y emotivo que casi no tengo palabras. Os debo parecer un crío con este post y a lo mejor es que lo sigo siendo a pesar de mis años y todos los acontecimientos que los han marcado.

Puede ser que abril no me traiga casi nada que me había prometido, puede ser. Tal vez, incluso sea capaz de arrebatarme cosas que tengo entre las manos, pero tanto en un caso como en otro seguirá siendo abril y nada podrá quitarme la sensación de que todavía la vida me ha de dar motivos para la esperanza...algo por lo que merezca la pena seguir respirando y amando en cada instante lo fugaz, lo transitorio, la luz, las crecidas del río, las tormentas, el renacer de la naturaleza, el sabor de una boca o el deleite de una piel...todo lo que mueve la emotividad y el deseo humano.

domingo, 30 de marzo de 2008

Ese pequeño instante





Has llegado con el color de los cerezos,
abrigando mis ojos en la suavidad del dolor
y la blancura con que se viste en las noches la luna.
Serás para mi boca larga humedad,
sabor de púrpura, dulzura de almíbar.
La lluvia de abril caerá sobre nosotros
y en el regazo desnudo de tu cuerpo soñaré de nuevo
con el rumor de los océanos y los bosques,
ese pequeño instante que llamamos felicidad.


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sábado, 29 de marzo de 2008

Suelo desatarme de ti






Suelo desatarme de ti
en las noches que tus ojos no me duermen,
y vuelo entre las luces de farolas
que iluminan el crimen de las sombras.
A veces quisiera ser un viento calido que te rodeará
y con brazos invisibles sujetarme a tu cintura,
ser el sabor a fruta de tu boca,
la humedad dulce de tu vientre
o el creciente aroma de tu sexo,
ese que me hace perder la nobleza de mi amor
y acabar, a veces, siendo un pájaro de la sinrazón y del deseo.
Pero regreso al amanecer,
cansado de desnudos arrabales,
y me someto al naufragio,
a la espera de un tiempo
que sólo arrastre la soledad del mar
y el rigor enfebrecido de la luz de un faro
que te traiga de vuelta a mi sueño y a mi piel.


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jueves, 27 de marzo de 2008

Me hubiera gustado





Me hubiera gustado sentir abril entre tus labios
como los pétalos húmedos y sonrosados de tu boca.
En ese aroma del vértigo ser tú, una rosa,
que encadenará la lluvia a su piel,
y me rehiciera de nuevo
salvándome del caos de una nueva demolición.
Ahora ando por las calles sin rumbo,
el viento no me redime de ti
y las aceras se cubren de la luz
que tienen los espejos en la nieve.
Casi todo es conocido,
la primavera está por venir
aunque sus días sean de ausencia,
pero oigo voces,
siento latidos apenas perceptibles,
un sinfín de presagios en el cielo
y en las miradas de todos los encuentros
hay un verbo recién nacido.
Tú no estás, es verdad,
pero la vida sigue visitándome.


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No es la luna





No es la luna amante de la nieve,
ni de ese dolor de escarcha que te alumbra
en la soledad de otra noche turbia.
Temo al ancestro y a su endémica vigilia,
a todo lo que me hace desearte,
apretar los dientes y quebrarme entre las sábanas,
cuando errática cabalgas alrededor de mi memoria
y me asaltas sin demora entrando en mi la noche
como un viento y su humedad de lluvia.
Me traes ese rumor de los ríos
bajo los párpados de un puente
que deslumbra mi piel sedienta
cuando nada ni nadie te contiene.
Ahora amanece y siento la fatiga de tus besos,
toda la saliva de tu boca,
y ese sabor a penitencia que dejas en mis sueños.




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miércoles, 26 de marzo de 2008

Incesantemente





Llueve. Incesantemente.

Como un deseo

el silencio se esparce.

Un océano donde sólo habita un faro.

La luz que arde en la atalaya del invierno.

Sé de esa sabara

que nutre la oscuridad de su fantasma,

o del olor a sexo compartido

cuando el gemido tuyo

apenas puede desembarcar en la noche

y se hace eco entre nuestros cuerpos.

Un deseo que habita el alma

nos hace poseernos sin más medida

que la próxima línea de la penumbra

y su acoso devorador,

la que nos mira desde tan cerca

porque en nuestro coito se hace hembra

y nos acoge en el seno de su soledad.



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Todo amor






Todo amor se reserva su gólgota de humillación,
ese sendero impreciso en que la memoria
no absorbe la lluvia que empapa de olvido.
Recapacito. Respiro.
Quizás sea el dolor de la sangre
o el preciso instante en que la piel se rebela
y llama incesante a otra lluvia,
la de la saliva de tu boca que dejaba exhausto el sueño
o el deseo irrefrenable y certero
que iluminaba el goce de la noche.


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martes, 25 de marzo de 2008

La llamada

He abierto la espita del gas. Casi puedo oírla desde la sala. Cuando me quiera dar cuenta estaré muerto, pero que importa al fin y al cabo morirse es un paso más hacía la eternidad ¿no?. Desde luego que suene el teléfono no es lo mejor para despedirme de las cosas ni de vosotros, pero insisten, aggg, voy a tener que cogerlo de una vez...¡Sí!...no, aquí no vive esa persona ¡se ha equivocado!...¡joder!. En fin, tendré que dejarlo para otro día, este pelma me ha cabreado y no me voy a ir al otro mundo enfadado.

Noche de sábado santo





La noche es un precipicio de urgencias y ceniza
pero nada que este dolor mío no sepa de antemano.
He sentido en la plaza de las catedrales
como el viento se hacía eco de las ausencias
y en las banderas una melodía de lluvia
me atrapaba sin remedio la mirada.
Hay silencios que sólo los niños saben romper
y huellas que encienden los últimos intentos para cualquier olvido.
Nada que recorra este frío se sustenta,
ni un hombre derrotado entre la nieve
sabría descender de su desgracia.
El tiempo vierte su vestido negro
y la noche se insinúa con su boca devastadora
para pronunciarse junto a mi espalda
como garante de su dulce triunfo.
Su beso es ácido y suave como un gintonic
y alrededor de la lumbre
arde un tronco de olivo y un día de sábado,
mientras que yo encadenado sigo sorbiendo de sus labios
un nuevo sabor, un nuevo descenso a los infiernos.


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Renglón





Hirsuta línea de palabras, en ellas hay un hilillo de sangre, hay vida.



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Últimas tardes...






Últimas tardes...



Cruzo el sabio desafío
donde el silencio es algo más que la sombra
o la renuncia a un invierno frío.
Siento el calor de mi cuerpo escaparse
tras el arduo combate.
Nadie me dará nada,
pero sé que hoy hay un incendio,
un viento destructor,
un derrumbado sueño de nuevo creciendo sin ti
y sin todo lo que se llevo el tiempo.
Para morir y renacer una vez más
debo salir desde las calles
y en ellas, inundado por la luz,
parir un nuevo día.


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