Fui madera en el advenimiento de tu cuerpo,
la ansiedad del humo,
mientras fue tu mano
la que meció el fuego
y tu boca era
la que soplaba ante la noche
oscura y densa.
Después surgió la caricia,
cuando todo era régimen de ceniza
y entre las sábanas cabían todos los matices,
todas las preguntas que nos traería el alba.
la ansiedad del humo,
mientras fue tu mano
la que meció el fuego
y tu boca era
la que soplaba ante la noche
oscura y densa.
Después surgió la caricia,
cuando todo era régimen de ceniza
y entre las sábanas cabían todos los matices,
todas las preguntas que nos traería el alba.