
Como surgen en la noche las palabras,
interminables, duras, sinceras
con el brillo perpetuo del fuego
y esa cálida mirada que tiene el deseo
cuando la humedad se hace carne, piel, miedo.
Así en mis dedos irrumpen las caricias,
buscándote entre todas
aunque la noche se haga un desierto
y tú seas la sombra huidiza
que arde en las farolas.
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3 comentarios:
Me encanto!
Besos
Brillante conclusión, Fernando. "Y tú seas la sombra huidiza que arde en las farolas". Esperemos que este tiempo de las cerezas haga el milagro de que ese "tú" sea algo más que sombra.
Otro beso.
Cuando dentro se ocasiona ese caos conocido y desconocido, ansiado y temido, libre y atado, se quisiera huir y se desea hallar, se anhela y nos cubre el miedo.
En ese desierto de oscuridad nos aferramos a la búsqueda de un resplandor velado.
Enigmático poema.
Besos.
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