ESTRAVAGARIOSIGLO21

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ESCRIBO PARA REDIMIRME DE MI MISMO

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jueves, 31 de julio de 2008

Es el día en el que los perros dormitan






Hay una miel sin esperanza bajo las hélices y las sombras de las
grandes mujeres y en la agonía del verano baja como mercurio
hasta la llaga azul del corazón.
A.Gamoneda




Es el día en el que los perros dormitan.
Las sombras se alargan en las fachadas
y en un cuarto puede sembrarse el dolor
a la vez que en las nubes se eriza el viento.
Hay demasiadas palabras en tu cuerpo,
preguntas que mis manos no conocen,
porque tú, sabes de lo cierto y lo seguro,
lo que alimenta entre dos panes
una boca hambrienta,
y yo, sólo puedo deshacer
el azul turquesa de tus venas,
buscando en las llagas de tu sangre
mi nombre oculto por tu voz humedecida.
Las hélices giran encima de nosotros
y su silencio sordo atruena las caricias
en un viaje en el que encontrarnos
hizo del camarote el signo preciso de la vida.
Espera, no te tardes en servirme,
deja de ser el guión perfecto de la gran mujer,
hermosa y hembra con tus manos crecidas en mi cuerpo,
este instante fugaz en que te miro,
y veo parte de la selva sagrada de tu alma,
retruena en mi memoria,
borra todos los últimos siglos,
porque existo en ti,
me disuelvo en ti,
muero en ti.



F

miércoles, 30 de julio de 2008

Estoy acostumbrado a las despedidas






He llegado, por fin; éste no es mi lugar, pero he llegado.

Antonio Gamoneda




Estoy acostumbrado a las despedidas.
Diría que he nacido en un muelle
y que paso el tiempo mirando el ir y venir de los trenes.
Es posible que sea como el pájaro reposado en los cables
y tenga la soledad como una certera compañía.
Ronca la tarde no puede deshacerse en los olvidos,
en su nieve he urdido un momento de silencio,
no sabéis cuanto silencio puede esconder un puñado de nieve.
A veces me parece que vivo en un mundo de noches,
guarezco en sus labios los errores,
¡maldita sea la sombra que besa mi suerte!,
Ahora descerrajo el alba,
sustento el calor de un cuerpo que no es el mío.
Una caricia, un abrazo, varios besos húmedos de flores
y esa mirada verde en la fuente del mar
me hace sostener un poco el día…
Recojo en gavillas todo lo que suma,
en torno al fuego hay un incendio intimo
prendido en todos los sarmientos de mi vida.
Si he de quemar los arbustos que sajan los desvanes
será una tarde
en que el crepúsculo necesite el púrpura
para aniquilar la agonía.


martes, 29 de julio de 2008

Me empapo de ti








Me empapo de ti y en tu desnudo el sudor se hace equilibrio.
Hay un sendero húmedo que lleva en tu boca la saliva.
Cada eterna caricia dura poco
y sin embargo un cuenco aceitoso
recoge en la memoria tu cuerpo y el mío.
No reconozco esta cama,
esta habitación donde me habitas,
puede ser un deseo o el error del insomnio,
pero tras esperarte y amarte sin tiempo,
cuando te encuentro soñando a mi lado
sólo con la piel y una tenue sábana cubriéndote,
registro los momentos como únicos.
Esa vela que alcanza un aroma de amanecer
golpea los cristales
y nos trae un mar encrespado,
un día difícil,
pero aquí todavía duerme la noche.




F

lunes, 28 de julio de 2008

El jersey







En torno a tus palabras
circulaba el aroma pretérito del parque,
su lluvia constante e indecisa
traía a mi memoria el otoño
en su cúspide, vencido ya noviembre,
cuando me hablabas del amor
y los desiertos del alma.
Tenías una mirada de hojarasca
y tu jersey negro de angorina,
largo hasta casi las rodillas,
con ese peinado de flequillo
sabía al aroma de nouvelle gauche francesa.
Quizás eso me impresionaba más que tu cuerpo,
el cual me deleitaba en aprender
en las lecciones de latín de tu buhardilla.
¿Dónde estarás ahora?
Nunca supe más de ti...
Sí, quizás fuera eso lo que más me hace recordarte,
ese viejo jersey negro de angorina.



F

Lou Reed 'Heroin' 1974 y sweet Jane




Desnúdame






Desnúdame.
Que tu abrazo se lleve el mar,
lejos, junto a las dunas,
ahora has de hablarme desde la lluvia.
Hay en tus ojos el sabor de los faros
pero tus manos me cuentan el dolor de las acacias.
Nunca asemeja un cuerpo el contorno del silencio
aunque no use más que palabras de magia y de misterio.
Para inundarme de ti debo aprender tu alfabeto,
escribir las sílabas húmedas de los recodos,
esmerar mi piel en el roce de la tuya
y dejarme llevar con los ojos ciegos
al fondo de tus profundidades.
Así sé que moriré ahogado
pero hay que cruzar el dintel de tu deseo
para naufragar una vez más contigo.

F

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