
Hay palabras para todo lo que rodea nuestro universo,
las hay para el amor y la esperanza,
para la guerra, el armisticio, para la paz.
Hay palabras que nos hablan de la ausencia,
de la desolación, de la espera, del ayer, del mañana.
Palabras que nos rompen el corazón,
otras que nos alegran los instantes,
palabras para el deseo, lo fugaz, lo imposible,
todo lo que sirve para reír o llorar,
navegar, circular, correr,
viajar en tren o en barco,
despedir el día,
despedir el amor.
Hay palabras que sólo saben dos cosas,
otras son sabias y generosas,
hay palabras del pan y las aceitunas,
el aceite y los aperos de labranza,
de la fabrica, la tienda y todos los colmados.
Palabras que encierran un secreto,
palabras de fulleros,
ruines y embusteros,
ladrones y asesinos,
palabras de germanía
y palabras de fuste y tronío,
de alabanza y burla,
resquemor y deuda.
Palabras de requiebros, buscones y tahúres.
De vicios, guarderías, ciegos y borrachos,
palabras de niños, muchachos y viejos,
palabras anquilosadas, nuevas,
reaccionarias, justas y libertarias…
hay palabras para decir silencio
y hablar de los mares, de los ríos,
de todas las selvas y todos los desiertos…
hay palabras para todo el universo,
¿cómo no voy a tener palabras para decirte que te amo?
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