Ahora me respiras
encendida por un ángaro
que deja brillando tu piel.
Beso cada rincón que se ilumina
creando en tu cuerpo un sendero
en que mi boca
se hace dueña de tu deseo.
F.
Sobre nuestra desnudez
cae la tormenta.
Tanta oscuridad
y solo una luz
recorre el horizonte y el mar
sembrando las olas de caballos de fuego
galopando con nosotros
al ritmo alocado de nuestro deseo.
F.